Restaurante Kantara (Hospedería Conventual de Alcántara, Cáceres)

Descubriendo Hospederías

Este mes de Agosto por distintas circunstancias he cambiado mi habitual programa veraniego de sol y playa por unas escapadas por Extremadura para conocer nuestras Hospederías, y como no podía ser de otra forma para seguir descubriendo nuevas maravillas de nuestra gastronomía, y de ambas cosas he vuelto gratamente sorprendido.

Con las hospederías quiero ser especialmente objetivo y justamente critico principalmente porque no olvidemos que las hospederías son nuestras, de todos los extremeños, y considero que empezando por el que suscribe, nunca lo hemos sentido como tal. 

Casi siempre se han preocupado de promocionarlas en otras comunidades, en el extranjero, buscando congresos o convenciones de los de siempre, turistas perfectos con pinta de Indiana Jones, catedráticos cum laude en historia del arte, monjes budistas o a los cortijeros que las ocuparon durante tantos años. Si con ello hubieran conseguido hacerlas rentable me parecería estupendo, pero es que encima han tenido algunos años perdidas de más de tres millones de euros soportadas por todos los extremeños y no tiene sentido que hayan estado de espaldas al mercado regional, a las familias y completamente fuera de la realidad de mercado. Esto queda todavía más en evidencia, como casi todo, cuando llega la crisis y ese perfil tan culto y maravilloso desaparece y o te abres al mercado y ajustas precios o acabas como Rocamador que a última hora intentaron cambiar de estrategia con anuncios hasta en las marquesinas de autobuses de la capital pacense y evidentemente fue demasiado tarde, cerrado. 

Si no se adaptan a los tiempos seguirán igual camino y eso no se puede consentir sobre todo después de los millones que NOS han costado muchas de esas faraónicas rehabilitaciones, algunas de ellas como ya les contare, auténticos compendios de como destrozar nuestro patrimonio.

Pero parece que algo esta cambiando porque como les comentaba me he llevado una grata sorpresa al encontrar interesantes promociones, campañas en colaboración con empresas de la región, muy buen nivel de ocupación (pese a lo que mucha gente piensa son una delicia en verano), clientes de todo perfil, ni estaban llenos de monjes ni evidentemente son Marina D`or, y lo que más nos interesa un muy buen nivel general de sus restaurantes.

Mi primera visita ha sido a la Hospedería del precioso pueblo de Alcántara, que curiosamente forma parte de la historia de la gastronomía gracias a los monjes de la Orden del mismo nombre. Y es que cuando las tropas napoleonicas pasaron por la zona a comienzos del siglo XIX con el objetivo de invadir Portugal, deciden de paso invadir también el Convento de San Benito (visita indispensable), saqueando entre otras cosas la biblioteca y uno de sus tesoros mejor guardados, el recetario de los monjes. Este recetario llega a manos del General Junot y será su mujer Laura Permon (duquesa de Abrantes) quien lo divulga por toda Francia cual recetario de Thermomix, llegando hasta el afamado cocinero francés Auguste Escoffier quien llego a mencionar que "fue uno de los mejores trofeos de la guerra". Así que toda receta que tenga la coletilla "Alcántara", la más conocida la de perdiz o faisán, ya saben ustedes de donde procede.

Nuestro primer homenaje fue en el Restaurante Kantara de la propia Hospedería situada en otro maravilloso Convento, en este caso Franciscano, que al igual que el anterior también saquearon, esta vez Mendizabal con su conocida desamortización. Aun así es todo un museo y merece una visita aunque no se este hospedado, ya que entre otros atractivos conserva intacta en el interior del cuerpo de la Iglesia una curiosa fabrica de harina de tres plantas que su comprador instaló en el año cuarenta y seis y que han conservado en su rehabilitación.

La carta esta muy bien estructurada, y como es lógico centrada en producto de la tierra con el toque justo de cocina actual, también contiene un menú de temporada por veintiocho euros y otro amplio menú degustación por treinta y siete.

  

Ya en mesa nos sirvieron un buen aperitivo de paté de ave. Seguimos con un bien presentado y en su punto arroz cremoso con torta del Casar, langostinos y boletus, una delicia para repetir. Solo correctas las chuletitas de cordero, bien de calidad pero con un corte no muy limpio, ninguna "de palo" y un punto pasadas de plancha. Impecable de sabor y textura el taco de bacalao a la extremeña al aroma de tomillo.

Buenos y bien presentados los postres, disfrutamos de una estupenda tarta tatin de manzana con helado de vainilla, buen tiramisu casero y agradable sorpresa un gin tonic gelee con granizado de pepino muy refrescante y original.

La carta de vinos se centra como es lógico en extremeños pero con una interesante selección en tintos y a mejorar las escasas cuatro referencias de blancos siendo nuestra uva por antonomasia. Falta por ejemplo nuestra variedad mas autóctona, la Eva de los Santos. Tomamos posiblemente uno de los mejores blancos que se están elaborando actualmente en Extremadura, Alunado, un Chardonnay 2009 de Bodegas Pago de los Balancines, gran vino.

Precios contenidos.

El servicio es diligente y muy amable, algo saturado estos días, pero una señal importante de que el restaurante funciona y se ha convertido en referencia de la zona, es que gran parte de los comensales habituales no son huéspedes.

De la carta de barra disfrutamos también de unas impecables croquetas caseras de jamón, para no parar. No muy acertado un sucedáneo de bacalao dorado demasiado esponjoso aunque correcto de sabor, buenos sandwich vegetales y fantástico surtido de ibéricos donde destacar lo que casi nunca destaca, el chorizo y el salchichón.

También en barra disfrutamos de estupendos y bien servidos gin tonic preparados como Dios manda y con los que me despido de ustedes hasta mi próximo parada, Hervas.