Cerca del Séptimo Cielo
Muchas veces no solo acudimos a los restaurantes de turno por su excelente carta o menú, también merecen una peregrinación lugares que sin tener grandísimas cocinas, están servidas en un contexto excepcional, y esto es lo sucede en este convento.
Se encuentra ubicado en La Parra, a 60 km. de Badajoz en un maravilloso entorno entre las Sierras Maria Andrés y de Solís, en las primeras estribaciones de Sierra Morena. El nombre del pueblo ya nos indica su origen ya que cuentan algunos historiadores que la hacienda primitiva a partir de la cual se desarrollo el resto del pueblo se dedicada a la producción de vino cuya cosecha se enviaba en su totalidad a la gran Emerita Augusta.
El edificio es un antiguo convento de clausura de las monjas Clarisas del siglo XVII, y que en los últimos 25 años ha tenido mas ajetreo que en el resto de siglos de su historia. Lo compro el Ayuntamiento al Obispado en el año 85, y la Junta de Extremadura se gasto ni mas ni menos que 100 millones de las antiguas pesetas en su rehabilitación para convertirlo en hospedería. El ayuntamiento, también socialista, le cede la gestión por diez años al Sr. Carlos Trintancho (Rocamador) y sus socios, y abren en el año 2000. Pero las deudas ahogan al consistorio y el Sr. Tristancho tampoco se hace cargo de los dos millones de pesetas anuales que tenia que pagar ya que según comentó al periódico Hoy "una cláusula del contrato decía que se descontaría de ese canon las obras que se hicieran para mejorar la hospedería" y como hizo muchas, resulta que al final el Ayuntamiento hasta le debía pasta. No entrare en valoraciones de ningún tipo pero el Hotel fue ampliado de 12 a 21 habitaciones y decorado maravillosamente, como demuestra la cantidad de revistas especializadas en decoración que se hicieron eco de sus encantos.
El caso es que como es lógico la entidad de turno ejecuta su embargo al Ayuntamiento por impago de un préstamo de 350.000 Euros. y posteriormente la entidad lo saca a publica subasta adjudicando el inmueble en el año 2007 al grupo Huerta Honda, dejando al pueblo sin una parte importante de su patrimonio.
Pero esto ya es historia, y será en 2010 cuando este grupo, al que hay que agradecerle su apuesta en estos difíciles momentos por el desarrollo del turismo en nuestra tierra, consigue volver a poner en marcha este proyecto. Desde fuera, en esa calle empinada que se dirige al centro del pueblo, uno no se hace una idea de lo que hay dentro, y la verdad es que no es fácil definir, pero desde que cruzas esa puerta lo que se respira paz, mucha paz. Gusto a raudales en toda su decoración, pero sin perder el sentido para el que fue creado, todo lo contrario, aunque no queda ni un solo crucifijo que lo relacione con su historia, te empuja a la meditación, a imaginar la entregada vida de esa religiosas, a disfrutar del silencio, del hermoso estruendo que dentro de ese silencio producen sonidos tan hermosos como el agua del la fuente de su claustro, los pájaros o el crotorar de las cigüeñas de su campanario. Todo esta dirigido a disfrutar de esas sensaciones tan complicadas de encontrar en nuestros días, tanto es así que ni en las habitaciones hay televisión ni radio ni sala para ello.
Si existen estancias deliciosas para la relajación y el descanso como esas camas en las terrazas que rodean el claustro, hamacas y pequeñas mesas y sillas en ese mismo claustro que en primavera con esos aromas de azahar se convierte en la mágica terraza de su restaurante, una piscina dentro de un patio donde todo menos el intenso azul del agua es tan blanco que te tienes que poner gafas, o esa biblioteca donde el techo, el suelo o las paredes son uno solo y de nuevo todo inundando por un color blanco que hasta da pena pisarlo. Esta estancia es la que mas disfrutamos, situada en la parte alta de la capilla, con otro salón contiguo mirando hacia la misma donde se situaban las religiosas para oír misa sin ser vistas, presidida por dos hermosos sillones frente a una imponente chimenea con toda su pared repleta de libros de toda índole, un disfrute que no comparable a la mejor tele de plasma. Al ser un día de diario no había huéspedes por lo que nos permitieron disfrutar aquí mismo de una sobremesa inolvidable donde no tuvieron problema en subirnos las copas ni en soportar unos cantes junto esa chimenea, alterando por unos instantes la habitual paz de este convento.
Vamos con el restaurante que como les digo en un entorno como este podría pasar a un segundo plano pero que evidentemente debe ser parte indispensable para rematar el conjunto, y en lineas generales cumplió. La sala la componen dos naves de bóveda del antiguo refectorio, con una decoración acorde con el entorno, austera pero muy elegante. Comenzamos el menú con un correcto surtido de ibéricos, entiendo que este es un punto que en cualquier restaurante de nuestra tierra y mas en uno como este, debe ser excepcional y no solo correcto, no tiene sentido que sea de otra forma, tanto en su calidad, en su corte o en su presentación debe ser impecable. Continuamos con una torta del casar sobre biscotes, tampoco me gusta este asunto de los biscotes integrales ya que a los cinco minutos este pan se pone blando y se carga la tapa, antes soy partidario de algo todavía mas barato y tan simple como aprovechar un pan duro para tostar pequeñas rebanadas que son mucho mas resistentes a cualquier aperitivo que se le ponga encima. También sobre estos biscotes un estupendo foie con picadillo. Continuamos con unas ricas mitades de tostadas de pan de molde untadas de alioli con unas setas habituales de cultivo (girgola). El plato principal fue unas buenas piezas de solomillo ibérico que pese a su importante tamaño estaban en su punto, bien hecha la carne por fuera y tierna por dentro y acompañado de patata. Correcto el surtido de postres.
Todo acompañado de un buen PQ de Alvear.
El servicio desde que se entra por la puerta es entrañable, todo amabilidades y buenas caras, tuvieron el detalle de enseñarnos todo el convento.
Un lugar perfecto para una pequeña excursión como esta, para una escapada, para desconectar del mundo, pero también para organizar algún evento, para sorprender a tu pareja, compartir con amigos o para mostrar las maravillas de nuestra tierra a nuestros invitados. Pero tal como están los tiempos no se si esta nueva dirección podrá sostener estos niveles de exclusividad. Esta dirigido a un perfil de cliente tan concreto y ahora tan escaso, que si no se abre un poco al mercado lo tienen muy complicado, ¿ quien iba a pensar que Rocamador se acabara anunciando en una parada de autobús ? pues eso, limitaciones como no tener televisión, no querer ni estar preparado para niños (que también los hay que no gritan) o no estar dentro de los circuitos habituales, puede complicar mucho su consolidación definitiva y merecida, y esto no tiene que llevar consigo la perdida del encanto de un lugar, que como demuestran las preciosas fotos del amigo Richard, te acerca al séptimo cielo.
Santa Maria 16
01676 La Parra
Badajoz
924 682 692
www.laparra.net
En lo que va de semana, dos apuntes, estupendo menú de día en La Taberna del Fraile frente al Parque de Castelar en Badajoz. Frescas y tiernas las judías verdes con jamón, ricos unos dados de pollo empanados y enrollados con bacon que quizá lo hacia demasiado pesado y que a su vez impidió que se hiciera bien el pollo y teminamos con unas estupendas natillas caseras. Solo un par de platos para elegir, pero muy bien y amablemente atendidos. 9 euros. Muchas ganas de ir a la carta, probar especialidades del día o reservar ese arroz con bogavante.
ResponderEliminarHoy primera experiencia en Liceo, en Virgen de la Montaña, Caceres. Menu amplio de 20 Euros, buena oferta con platos abundantes y bien presentados. Tome unas estupendas Judias de la Granja con codorniz, en el típico plato alto de barro, aunque pequeñas de tamaño, la judia estaba tierna y sabroso el guiso, también tierna la carne de las piezas del bicho, no pude con ellas y todavía las estoy recordando... . De segundo una correcta dorada pero estropeada para mi gusto con el típico guiso que empapa el plato de aceite y ajo.
De postre una tremenda copa de helado bien presentada. Curioso el local, buena y actual la zona de la barra con muy buena pinta para tapear, pero algo desfasado el comedor con las paredes cubiertas con madera algo repasada. Correcto servicio y demasiado básico el vino de la casa para el precio del menú. Posiblemente volveré a probar algunas especialidades de la carta y de esta forma recomendarlo con mas fundamentos.
Sitios como La Parra hacen diferente el disfrute de la gastronomía, añadiendo un valor añadido, sin duda. El que esté alejado es una excusa perfecta para desconectar un fin de semana, pero tienes razón en que para sobrevivir hace falta un plan de negocio específico para ese tipo de proyecto. Le deseo una larga vida, la suficiente para que lo conozca alguna vez! ;)
ResponderEliminarGracias por tus aportaciones.
Después de unos años mas ajetreados de la cuenta este convento parece haber encontrado el camino hacia la eternidad, así que le estará esperando igual que su Extremadura y que sus comentarios se esperan en este blog por muy lejos que se encuentre D. Canoaa, un cordial saludo y gracias por hacerse seguidor oficial.
ResponderEliminarComo el gran Especimen ordenó, hoy visita a Zithum en Badajoz, un garito joven de ambiente y clientela que por ahora solo podemos disfrutar los fines de semana, y que el que les habla ha salido encantado con sus buenas intenciones y atenciones. Seguiremos acudiendo para probar mas platos de esa carta y trasladarles mis impresiones con mas fundamentos.
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