Restaurante Gundin JJ (Alcántara/Cáceres)



Faisan á la mode d'Alcantara

Antes de continuar con mis escapadas por las hospederías no podía salir de Alcántara sin disfrutar de la más afamada receta de sus monjes, la perdiz al modo Alcántara o como la llamaron los gabachos que nos la robaron "Faisán á la mode d'Alcantara". Todas las recomendaciones de los lugareños me llevaron a un clásico restaurante de la zona llamado Gundin JJ. 

Juan Jorna y su familia ya dedicaban su vida a la hostelería en Arroyo de la Luz, su población natal, pero le ofrecen recoger el traspaso de un restaurante en la vecina población y sin cambiarle siquiera el nombre de los anteriores moradores, le añade sus iniciales J.J. y lo transforma en el lugar donde todo alcantarino ha celebrado algún evento a lo largo de sus años de historia. Y desde entonces ahí continua D. Juan acercándose a la centena y sirviendo los platos como el primer día deleitando a los clientes con su entrañable refranero popular.

Esta situado junto a una de las importantes curvas de la carretera que atraviesa la población. Su aspecto exterior no tiene pinta de haber cambiado mucho a lo largo de los años, igualmente en su interior con una clásica barra, la cocina y unas antiguas escaleras que suben hacia el comedor. Con buen tiempo saca unas mesas que sitúa en el estrecho acerado y donde pese al tremendo calor decidimos tomar asiento.

La carta de raciones es ideal para vegetarianos, prueba de cerdo, oreja, callos, chanfaina, caracoles, chacina... . La del restaurante es muy variada y típica para la celebración de eventos locales como lo demuestran esos imprescindibles langostinos con mayonesa. Tiene como entradas paella, cocido, varios consomés, judías verdes o alcachofas, champiñones, gazpacho y migas. Otro apartado con ensaladas, otro con huevos y tortillas, merluza como único pescado y carne mucha carne, conejo, cerdo, ternera, cordero y lo que yo venia buscando, perdiz al modo Alcántara. 


Comenzamos con unas buenas y frescas judías verdes con jamón y unos aceitosos calamares para los enanos. Pese a los cuarenta grados no pude evitar trincarme unos deliciosos y enormes caracoles con una salsa de tomate quizá un punto amarga que tuve que acompañar con un buen tinto de Lagares bien fresco. La presentación de la perdiz no era precisamente de Nouvelle cuisine, pero que importaba eso, tierna, sabrosa y delicioso el jugo de su guiso tan solo acompañada de unas estupendas patatas fritas resultó toda una delicia.


No teníamos ni un triste mantel de papel, ni la vajilla era de la Cartuja, ni las presentaciones de los platos, como se observa en las fotos, son las de un libro de Adria, pero que hermoso es bajar de vez en cuando a estos pueblos a disfrutar de una cocina tradicional en todos sus aspectos y despejar la mente de esas cursis presentaciones en bandejas de pizarra con ese insoportable vinagre balsámico de Modena.

¿Y donde se puede rematar mejor una velada de verano en tan hermosa villa ? la copita en la verbena... .

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